Guinea Ecuatorial: proceso de exclusión, marginación e invisibilización de los Äbóbë en el gobierno del país.

Kopesese (Edmundo) Sepa Bonaba\

En Guinea Ecuatorial, existe la costumbre de aparcar y abordar las grandes cuestiones relacionadas con la situación política del país del debate público, o sea, de las instituciones oficiales, por muy lacerantes, escandalosas e insultantes que puedan llegar a ser, tendiendo a obviarlas u omitirlas, para evitar, se suele decir, “problemas”, de manera que al final y debido a su impacto en la población, su tratamiento suele acabar reducido a los espacios domésticos o semipúblicos, como bares, el entorno familiar y otros espacios similares, pero siempre con la boca pequeña, aunque cada vez son más las voces de denuncia y protesta contra las injusticias y desigualdades que han hecho metástasis en el país.


Uno de estos temas, es el monopolio prácticamente en exclusiva del clan dominante de las riendas del poder y administración del país, del que deriva la sistemática política de exclusión, marginación e invisibilización del resto de grupos de población con el caso Äbóbë como el más paradigmático cuya ausencia y exclusión ha acabado reducida a lo puramente testimonial o simbólico.


Estamos hablando de una escandalosa e insultante exclusión y marginación, que no es, ni mucho menos, fruto de la improvisación, sino de un calculado y continuado proceso que inició su primer presidente del país, a principios de los años setenta del pasado siglo XX, como veremos más adelante y que ya está afectando actualmente de igual manera al resto de etnias, esto es, ämbos, bisíos, corisqueños, ndowés y, por lo que tenemos entendido, a otros subgrupos de la misma etnia fang, hecho que ha servido para sembrar el descontento generalizado, pero vamos a centrar este artículo al caso de los Äbóbës.


¿Y por qué solo los Äbóbës?
Yo diría que por dos razones: La primera, porque no es normal que estando centralizada, en su práctica totalidad, la acción del Gobierno estatal en su territorio, los Äbóbës estén tan marginados de los Órganos del poder, como si en lugar de ser este parte de dicho Estado, fuese una colonia bajo ocupación extranjera.
La segunda es que, se trata de una situación que se está consolidando como columna vertebral y razón de ser de la República en cuestión, haciendo oídos sordos de las protestas de los Äbóbës, bajo el pretexto de que somos una minoría dentro del país.


¿Y cómo se ha llegado y consolidado esta situación?. De esto escribiremos seguidamente.


Ante todo, nos gustará subrayar que el concepto “minoría” que introdujeron los españoles como pretexto para empoderar a un grupo determinado en detrimento del resto de los que componen la actual República de Guinea Ecuatorial, durante la colonización, y que los guineoecuatorianos y las guineoecuatorianas tienen tan asimilado y arraigado en su lenguaje a la hora de hablar de su demografía, no es objetivo, teniendo en cuenta la configuración geográfica del país, entre otras razones, porque nadie es minoría en su tierra.
Antes de la colonización, Ämbos, Bisïos, Äbóbës, Bujebas, Ndowés, Bayeles, etc., vivían cada uno en su territorio y, al no estar sujetos bajo dominio extranjero alguno, es decir, gozar de su condición de pueblos libres. El neologismo “minoría” no existía, pues ninguno necesitaba ampararse en él para someter a ningún otro, pero con la colonización y la necesidad del colonizador de sojuzgar a los pueblos que invadía, hecho que le generaba una importante demande de recursos humanos para formar su fuerza de ocupación, impulsó un extraordinario movimiento de población en la isla de Bioko, con la finalidad de provocar su alteración demográfica, dando lugar a una continuada avalancha e invasión de otros pueblos, cuya naturalización y crecimiento permitió acuñar la nefasta expresión de minoría y mayoría en el conjunto de la colonia, cuando en realidad, lo que estaba haciendo era eso, provocar la alteración demográfica de la isla de Bioko, y a ser posible, de su población nativa, para controlarla con más facilidad.
Otro matiz importante que conviene señalar, es que, en términos generales, el llamado nuevo Estado africano, nació heredando, las estructuras de funcionamiento que creó el colonizador para expoliar las colonias, someter a su población y asegurar su dependencia tras dar por finalizado el periodo colonial y, además, con la consigna del “divide y vencerás” como principio doctrinal, principio que, desde muy pronto, las nuevas autoridades de la República de Guinea Ecuatorial hicieron suyo, destacando en su aplicación como alumnos muy aventajados, algo a lo que contribuyó especialmente la configuración heterogénea del país en el plano territorial, de la que deriva una clarísima diversidad étnica.

Colonial Guard de Franco en Bioko,1960


Durante la colonización, España solo tuvo en cuenta este dato para utilizar a una de estas etnias para consumar su dominio de lo que era entonces su colonia, la cual desde 1900 hasta la proclamación de la República de Guinea Ecuatorial estuvo formada por la conocida actualmente como isla de Bioko, la de Annobón, la de Corisco y los dos Elobeyes y el territorio continental de Río Muni.


La traducción práctica de este hecho fue la elección de un grupo determinado al que, consciente o inconscientemente, desde muy temprano (allá por 1907), empezó a empoderar militarmente primero y después, como funcionarios civiles y en el clero.


Cuando en 1963, España decidió convertir en un ente único a su única colonia en África negra, bajo la denominación de Región Ecuatorial, los Äbóbës ya manifestaron su recelo y disconformidad con esta medida por entender que no les favorecería teniendo en cuenta el enorme desequilibrio demográfico que había con los fangs y las fuertes diferencias que había entre ambas etnias y la avalancha migratoria que había patrocinado España desde Río Muni a la isla, hecho que estaba alterando con gran impacto la forma de vida de los Äbóbës, debido sobre todo al empoderamiento del que habían sido objeto los fangs gracias a los españoles. Pero España hizo oídos sordos de la posición de los Äbóbës, pasando de la autonomía a la proclamó la República de Guinea Ecuatorial, en 1968, contra su voluntad.


Por entonces, las diferencias y discrepancias étnicas ya habían aflorado, y como pasara en la época colonial, el Estado recién nacido, mantuvo la centralización de su actividad en la isla de Bioko, con la Administración prácticamente copada ya en más del 80 % por miembros de la etnia fang, un grupo de población netamente inmigrado, al que le había sido brindado en bandeja el control político y militar de la isla y de todo el país, suponemos que como compensación por servicios prestados durante la etapa colonial. Por tanto, a la independencia se llegó con la Administración ya prácticamente copada por funcionarios de la etnia fang.

LOS PROLEGÓMENOS DEL PROCESO
Entre el tempranísimo intento de Golpe de Estado fracasado del 5 de marzo de 1969, o sea, solo cinco meses después de la proclamación del nuevo Estado y los hechos del 21 de enero de 1998, fueron sucediendo una serie de acontecimientos, en Guinea Ecuatorial, que no hacían sino consolidar este proceso de exclusión, marginación e invisibilización sistemático de los Äbóbës de las altas instancias gubernativas y hasta convertirles en figuras irrelevantes para la marcha de la República de Guinea Ecuatorial, como está pasando ahora.


Veamos:
5 de marzo de 1969,
El frustrado intento de Golpe de Estado que encabezó Atabasio Ndong Miyone, marcó diríamos que la continuidad de una política que, como ya hemos dicho, fue iniciada durante la etapa colonial, con el empoderamiento y ascenso social de las personas que España importó del resto de la colonia, para implementar su proyecto de colonización, en detrimento de los autóctonos de la isla, los Äbóbës.
Tras sofocar la intentona golpista, el entonces presidente Francisco Macías puso en marcha una purga de funcionarios de su Administración, que afectaría especialmente a los Äbóbës y, en menor intensidad, a las otras etnias no fangs, marcando el principio de la institucionalización de una práctica discriminatoria basada en la exclusión y marginación, tanto en la Administración civil como en la militar de los Äbóbës por los motivos más diversos, reforzándola con la eliminación y liquidación de los dirigentes de este pueblo, para formar la triste y larga lista que tantas veces se ha difundido en libros y medios de comunicación (1971 – 1975): Bosió, Gori Molubela, Itoha, Watson Bueco, Román Borikó Toichoa, Gaspar Copariate, Domicio Sila, etc., por citar a los más destacados, a pesar de que ninguno de ellos estaba directamente implicado en la intentona golpista.
Durante ese mismo periodo los mismos fangs acuñan el gentilicio “Bubitos” como forma ilustrar su derrumbe, el desprecio y humillación sistemática en su propio territorio.

Golpe de Estado del 3 de agosto de 1979:
Esta exclusión empieza a apreciarse de forma notable con el Golpe de Estado del 3 de agosto de 1979, en el que solo Eulogio Oyó Rikesa (1979) participa como único militar de graduación Äbóbë que, además, formó parte de la Junta de Salvación Nacional que se creó para encarar la nueva etapa post Macías, toda una señal premonitoria.
Alguien puede decir que tampoco participó ninguno de otra etnia y tiene razón, pero lo que queremos resaltar aquí es que el Golpe fue monopolizado por fangs, hecho al que seguramente no se prestó atención debida en ese momento, a pesar de su importancia, ya que con él se iniciará el monopolio absoluto de esta etnia en el gobierno y control del país, ya en detrimento del resto de etnias del país.


Otro dato significativo que se derivó de este Golpe, fue que iba a ser la plataforma de la que se valdrían los militares para acaparar y monopolizar también el poder civil, que por entonces ya eran una mayoría aplastante fang, convirtiendo al estamento militar, a partir de entonces, en la columna vertebral del nuevo régimen, por encima de los civiles, a la vez que el feudo del dominio fang. Una situación que no ha hecho más que afianzarse desde entonces.


Con las comandancias de puesto heredadas de la época colonial y la creación de nuevos destacamentos en la isla de Bioko, el nuevo presidente incrementó aún más la presencia de miembros de esta etnia en las Fuerzas Armadas para afianzar su control de la isla y prácticamente con veto de recluta a Äbóbës.


En la nueva situación creada, tanto los nuevos nombramientos de militares, como de cargos para la Administración civil que se hacían por decreto y que debían contar siempre con la aquiescencia del Jefe supremo de las Fuerzas Armadas, pasaron a ser la norma, con lo cual, el régimen adquiría la condición de cívico – militar.


De aquí a la aplicación de una política basada en el más puro y descarado nepotismo, ya no había ningún obstáculo, con lo cual, la contratación de afines se convirtió en la forma de dotar de personal a la Administración Pública. Nos preguntamos por qué una política tan injusta y tan dañina para el país fuera sólo interpretada como consecuencia de la animadversión Äbóbë – fang, cuando el trasfondo es, evidentemente, mayor.


Esta exclusión, marginación e invisibilización sistemática de las funciones de la Administración Pública, ha evolucionado hacia otros ámbitos, como la concesión de becas a estudiantes, la distribución de la riqueza y la presencia social, amén del empobrecimiento y la reclusión de los Äbóbës que ha provocado, en niveles incluso de mayor gravedad que durante la colonización. A nadie debe pues extrañar la nostalgia de esta etapa, a pesar de su triste recuerdo.


Total, que en estos momentos, el abuso descarado del poder se ha convertido en la norma. Y como suele ocurrir siempre en estos casos, quien ostenta el poder suele tender a imponer sus normas, sus valores y su lengua, y como ocurriera en la época colonial cualquier protesta contra un fang acaba siendo brutalmente reprimida y castigada, porque ahora, en Guinea Ecuatorial, el fang ha sustituido al colono blanco para reprimir y humillar a los Äbóbës. Cualquier tentativa de protesta siempre recibe la misma respuesta: uso de la violencia bajo el pretexto de tratarse de “actitudes separatistas” que amenazan y ponen en peligro la indisoluble unidad de la patria.


El panorama de dominio absoluto descrito, provoca verdaderos escalofríos al pensar en la osadía de quienes intentaron el levantamiento del 21 de enero de 1998, protagonizando un acto sin apenas posibilidades de éxito.


Sin duda era la rebelión de los desposeídos que se lo jugaban a todo o nada.

¿Absorción o exterminio total del Äbóbë?


Al monopolio absoluto del poder, cosa que se puede apreciar en la composición del actual Gobierno, las Misiones diplomáticas en el extranjero, en el Clero católico y en el Sector privado, se ha pasado a la creación de nuevos poblados fangs en la isla Bioko contra ninguno Äbóbë en Río Muni, hecho que induce a concluir que desde éste se está llevando a cabo un proyecto de absorción que culmine con el exterminio del pueblo Äbóbë. ¿Qué necesidad hay de crear nuevos poblados fangs en la isla si no?.
Generalmente, los movimientos migratorios en una dirección suelen provocar el vaciado humano de los lugares de procedencia, hipotecando las posibilidades de desarrollo de éste, al verse privados de sus recursos humanos, el capital más importante de cualquier plan o proyecto de desarrollo de un territorio o país.

Matiz


Hay mucha demagogia y mucho hooliganismo en los discursos sobre la indisoluble unidad de un país que está impregnado de enormes contradicciones, en la medida en que sus apologetas son los que más están haciendo por su fragmentación, al haberlo reducido a Estado clánico, pero el supremacismo fang como expresión de su dominio absoluto y doctrina política, no puede ser la receta para mantener un Estado cohesionado, como lo están demostrando tantas declaraciones de independencia.


Guinea Ecuatorial es un país diverso y multiétnico, y como tal debe ser organizado, gobernado y gestionado. La negación y privación del derecho al Otro no puede ser la principal divisa de la gobernabilidad.

2 thoughts on “Guinea Ecuatorial: proceso de exclusión, marginación e invisibilización de los Äbóbë en el gobierno del país.”

  1. El artículo es brillante, no puedo rebatir lo, ya que, las vivencias por las que han pasado los testigos de dicha adversidad no puedo rebatir les, solo quiero puntualizar que sufrir en datos porcentuales los abóbë creo que representan el mayor porcentaje en el país del que somos todos pertenecientes, e intentar crear discordia en una sociedad donde ya hay hijos de todos lados, ¿cómo pretenden clasificar les?
    Guineo_ecuatorianos somos todos y pensemos en resolver nuestra coesion social evitando separaciones por pueblos.
    Un cordial saludo.

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